LUISANA LOPILATO AL CINE

“Soy inocente para muchas cosas, pero hace tiempo que dejé de ser la nena”

En pleno rodaje de Papá por un día, su primer protagónico en cine, cuenta por qué elige ser una “chica de barrio”. Con más de trece años enfrentando las cámaras, se define como perseverante a full: “Me gusta ganar; por eso me juego entera por lo que me apasiona”. ¿Y de los rumores que dicen que está distanciada de su novio, el tenista Juan Mónaco? “Estoy abocada al trabajo; no tengo tiempo para hablar de otras cosas”.




Es una chica de pueblo que no se calla nada, tiene códigos de barrio, dice lo que siente y siempre va para adelante”. Así describe la actriz Luisana Lopilato a Julieta, el personaje que –jura– es el que más se acerca a ella en toda su carrera. “Trabajé en la película de Chiquititas y con Rebelde Way, pero éste es mi primer protagónico. ¡Espero cumplir!”, exclama con un gesto de ojos marinos, mientras luce con frescura la camiseta 10 en el rodaje de Papá por un día, la película de Carlos Mentasti y Pablo Bossi producida por Telefe y Pampa Films y dirigida por Raúl Rodríguez Peilá. “Estoy re contenta. Tenía ganas de hacer cine y por suerte me dieron la oportunidad. Me lo tomé tan en serio que desde noviembre estoy entrenando hockey. No soy Maggie Aicega, pero trato de hacer lo mejor”, cuenta.

La historia es así: Federico (Nicolás Cabré) es entrenador del equipo de hockey femenino de un club muy cool y está a punto de casarse con Cecilia (Gimena Accardi, la novia de Nico Vázquez en la vida real), hija del dueño del club (es decir, jefe y futuro suegro). Pero la vida de Fede da un vuelco cuando su papá (Miguel Angel Rodríguez), antes de morir, le pide que se haga cargo de Tini (Julieta Poggio), su hermanita de ocho años. Esa escena sucede en Orense, una playa cercana a Tres Arroyos, donde conoce a Julieta (Luisana Lopilato), una firme candidata a ser leona, en esta comedia que se estrenará en las vacaciones de invierno.

La silueta de Luisana delata jóvenes 21 años: corre de punta a punta, persiguiendo la bocha, la cancha del Belgrano Athletic, el club en el que precisamente juega Aicega. Si ya conquistó al mundo desde tiras para adolescentes y escenarios en vivo, ¿por qué transpira la camiseta? “Por lo que me apasiona me juego entera; soy súper constante. En la película interpreto a la capitana del equipo, así que tengo que ser jugadora e hinchada a la vez, arengar a todas mis compañeras. Yo soy así también en la vida: sigo viviendo con mi familia en Parque Chas, disfruto de mi intimidad, cuido mis afectos, pero siempre me jugué por mi profesión…”.

–¿Hay química con Nico Cabré?
–Nunca habíamos trabajado juntos; sólo lo conocía de la tele. Ya filmamos algunas escenas, pero faltan las que van a dar que hablar... Por suerte, surgieron situaciones muy cómicas, y le estamos sacando el jugo a las escenas.

–¿Hubo encuentro amoroso?
–Sí. Aunque no lo admitan, hay flechazo enseguida. La historia es muy linda, porque el amor les cambia la vida a los dos. Ella lo conocía por fotos, pero cuando lo ve en persona, se desarma. Y, además del romance, la peli te deja la sensación de que nunca hay que perder las esperanzas, de que todo puede pasar en la vida.

–Después del boom de Casados con hijos, ¿te preocupa que te encasillen en la comedia?
–El humor me encanta. Bien utilizado, también suma en las escenas dramáticas. Y me siento una privilegiada, porque es un año complicado para todos y esta película es una gran apuesta.

–Ser linda te ayuda a tener trabajo, sin duda…
–Puede ser, pero no es suficiente. Estudié teatro varios años, me presenté a muchos castings y no siempre me eligieron.

Luisana tiene un interesante pasado amoroso: en épocas de Rebelde Way su corazón estaba pendiente de Felipe Colombo; en Alma pirata pudo compartir trabajo y tiempo libre con Mariano Martínez, y, desde hace dos años y cuatro meses, su galán es el tenista tandilense Juan Mónaco (24). Aunque los nubarrones se avecinan…

–¿Es cierto que están en un impasse porque la distancia les juega en contra?
–No voy a decir nada de mi vida privada. Me siento tan expuesta que prefiero no aclarar; siempre publican cosas que piensan los demás, no son las cosas que yo digo.

–El domingo quedó eliminado del torneo de Miami. ¿Lo llamaste?
–Como te dije antes, no voy a hablar de eso. Estoy abocada al trabajo: no hay tiempo para otras cosas.

–Te pido un gesto, Luisana: ¿siguen o no?
–Me pongo mal. De esos temas no quiero hablar.

No hay alternativa: debemos volver a la película Papá por un día, donde no hay buenos ni malos, pero sí un duelo. Feroz. Con corridas y patadas. ¡Y entre dos chicas! Sucede en la cancha de hockey. ¿Quiénes están en la disputa? La novia de toda la vida y el amor a primera vista. ¿El motivo? El corazón de un galán.

–¿De qué lado estarías en la vida real?
–Miro el partido y espero que las cosas sucedan. Soy perseverante y me gusta ganar. En los juegos hago trampa a morir.

–¿Cuál es la mayor diferencia que encontrás entre la tele y el cine?
–¡Que en el cine me veo enorme! Cualquier mínimo movimiento se nota. Por eso estoy aprendiendo a controlar gestos.

–Faltan cuatro semanas de rodaje. ¿Cómo seguirá tu 2009?
–Por ahora, con nada. Es un año difícil, y como no me llegaron propuestas tentadoras no me vendrían mal unas largas vacaciones en alguna playa: hace bastante que no paro.

–¿Año sabático?
–No tanto. Si surgiera algo interesante lo aceptaría. Para fin de año tengo pendiente un disco con canciones mías.

–Y estás terminando de grabar Atracción x 4 (la tira que produce Ideas del Sur para Canal 13), que no logró el éxito que se esperaba. ¿Te queda un sabor amargo?
–Fue difícil, porque la historia cambió, tomó otro color... Pero más allá del rating, lo mejor es haber trabajado con un grupo tan bueno. Y no hablo sólo de los actores, sino también de los directores, camarógrafos, maquilladores, peinadores... La buena onda llega también a la pantalla. Obvio que si te va excelente, mejor: es un regalo.

–¿Con Papá por un día te despedís del perfil adolescente?
–¡No me puedo achicar! ¡Lástima! Pero como voy a tener tiempo para hacer de adulta, por ahora no me preocupa interpretar personajes de mi edad. Soy inocente para muchas cosas, pero hace tiempo que dejé de ser la nena…


Por Romina Ryan. Fotos: Diego Soldini.

fuente: revista gente