12 Y 13 DICIEMBRE TOCAN LOS FABULOSOS CADILLACS EN RIVER PLATE

Vuelve el león. Como diría la Chiqui, "el público se renueva". Flavio y Vicentico, en entrevista con el Sí!, reflexionan sobre el nuevo disco, La luz del ritmo: "Aunque no es real que es el primer disco, me pone contento que haya gente que lo sienta así. Muestra a una banda vigente", sostiene Flavio. Los números parecen apoyarlo: en el Estadio Chateau Carreras de Córdoba hubo más de 15 mil personas. Desde el vamos, pasó de todo. Arrancando con Manuel Santillan, el león, Vicentico amonestó a un pibe que prendió una bengala y piloteó un bajón de tensión que dejó a toda la banda en silencio. Los Cadillacs pasaron a un nuevo modelo, el 2008. ¿Vuelven 0 km?

Vicentico: –Creo que en estos siete años se nos pasó todo. Pareciera que había un mal humor terrible, cuando no era tan así.

Flavio: –Nunca fue tan grave. Sí nos llevó a decir "paremos un poco". Pero nunca fue insostenible.

Vicentico: –Es como que vivíamos en una casa desde los 17 años. Fue siempre una casa cálida y tan perfecta, llena de magia y cosas lindas... Pero por ahí se había llenado de humo y mugre, no la limpiábamos muy seguido. La gran valentía nuestra fue haber dejado esa casa.
Lo hicimos para no dejar de ser amigos, dijimos de no tocar por un tiempito, que resulto ser siete años. Coincidió con nuestra etapa de mayor creatividad, a nivel grupal. Sólo que era todo muy laberíntico.

Durante todo el recital, tienen la misma cara de nenes con juguetes nuevos. O viejos, pero reencontrados. Vicentico define: "Siento que cuando tocás canciones que sonaron en 400 millones de fiestas de amigos, casamientos, discotecas... se genera esa estupidez, esa sensación que tenemos que agradecer".

–¿Volvieron a su estilo?

Flavio: –Creo que la banda tiene un sonido que le es propio y único, distinto a todo lo demás.

Vicentico: –Quizá si algo tienen los Cadillacs es estilo. Te diría que para mí, lo único importante en la vida es el estilo. Sin eso, no sos nada, sos un bodoque, una puerta. En la banda nos importa y mucho que haya una cierta fineza, aunque tal vez no se vea.

–¿Ese camino los llevó a esta renovación en el look?

Flavio: –Las renovaciones pasan por el orden de la creatividad. Incluso en las instancias más superfluas, porque sigue siendo parte del arte. Es un recambio inevitable, porque en cierta medida recomenzamos.
–Por ejemplo, vos mismo bajaste no sé cuántos kilos...

Flavio: –Igual no fue para la vuelta de los Cadillacs...

Vicentico: (pone voz afeminada)–¿Y a mí no me decís nada?

Flavio: (risas) –¡Se queda mal después de que me dicen eso! Pero pasa que yo bajé mucho...

Vicentico: –¡Yo también, viejo! El comentario de todos no es la vuelta, es "ay, Flavio, qué flaco que estás"...

La banda viene de una gira por América latina, empezando por México, donde fue su último recital. "Todo tiene que ver con un proceso", explica Flavio. Vicentico, por su parte, invierte la frase de Bonavena: "Es como que te digan 'vas a volver a ser un pendejo, pero con años de experiencia'. Nosotros estamos mejor que antes. Y ahora componer es más lindo". Pasan las canciones, propias (nuevas y viejas) y ajenas. La gente responde bien a todas, y si no lo hace, Vicentico se encarga de blandir el bastón como batuta.

–Con este regreso, ¿se sienten haciendo covers de sus propios temas?

Flavio: – No exactamente. Cada tema representa algo, está signado y anclado a un momento. No sólo lo que se dice, también cómo suena, cómo está tocado.
En Siguiendo la luna (con una apertura digna del rock sinfónico), a gran parte del público se le caían lágrimas. Flavio reflexiona: "Ese es el poder de la música. Somos muy fanáticos de nuestra música, escuchándola como tocándola. Pero en general, a todos nos pasa que escuchamos una canción y decimos 'uy, mirá cuando estaba con ella...".

–¿Encuentran una nueva generación en el público?

Vicentico: –Mirá, hay algo que ya no tiene que ver con nosotros, y no lo puedo entender. Eso es el hecho de que ahora estemos tocando en el Chateau o en River si antes no tocábamos ahí.

–Tal vez esa multiplicación sea por una cierta transferencia de padres a hijos, hermanos mayores a menores...

Flavio: –Todo eso, y muchas cosas más que no sabemos ponerlas en palabras. Pero en definitiva, es la gente la que nos pone ahí. Podrían habernos olvidado. Siete años es mucho tiempo en una generación, en una banda de rock. Pero la gente nos sigue poniendo ahí, y no entiendo por qué. Terminamos siendo, ineludiblemente, el soundtrack de una época.

–Esa banda de sonido también incluye a Soda Stereo, que volvió por la misma época...

Vicentico: –Debe ser generacional. Ya había vuelto en su momento Serú Girán, de otra generación. Yo nunca fui muy fan de Soda. Pero cuando volvió, para mí fue como "uy, qué bueno, van a tocar las canciones con las que me emocionaba en los boliches".
Para cerrar el recital, hubo un enroque en la banda: "Astorboy", el hijo de 12 años de Flavio, pasó a la batería, Vicentico al bajo y Flavio a la guitarra y voz. Con esa formación, se despacharon con covers clásicos en el repertorio de la banda: Guns of Brixton, de The Clash, y Let's Lynch the Landlord, de Dead Kennedys. Para el último bis quedó Yo no me sentaría en tu mesa. Flavio cierra explicando la crónica de una juntada anunciada: "Es un proyecto que nos trasciende. Esta diáspora de siete años también fue parte del proyecto mayor, la banda misma nos impone el ritmo de las cosas".

–¿Volvieron para quedarse?

Vicentico: –No sabemos si seguimos. Por lo menos hasta junio, seguro. El proyecto mismo dirá qué será de él.

fuente: el si! de clarin