Cerrar los ojos y sentir en toda la piel el picor de la sal y la brisa fresca del Atlántico. La costa española del sur, la que mira a América más allá de la vista, nos permite reencontrarnos con un espacio sinfin y albergar la esperanza de redescubrir puertos lejanos.
¿Cómo elegir las mejores playas de Cádiz cuando nos sentimos tan bien en cualquiera de ellas?
La sensación mediterránea del horizonte al alcance de la mano, se va perdiendo a medida que doblamos la curva geográfica de la punta de Tarifa. Tal vez aquí, en su infinita playa de Valdevaqueros, debamos hacer nuestra primer parada y colocarla entre “las mejores”.
La playa de Valdevaqueros es amplia, ancha, plana y dibuja una curva extensa hacia la duna de La Paloma (foto). Es aquí donde se dan cita obligada los amantes de los deportes que suman la fuerza del mar y la tenacidad del viento: kitesurf, windsurf, fun surf, etc. La ruta A7 que va a Cádiz bordea la playa y en ella encontrarás algunos puntos que hacen el “ambiente de Tarifa”. Restaurantes y lounges de ambiente muy cool donde los surferos se unen a las familias en una atmósfera despreocupada y algo hippie.
Esta misma ruta nos lleva un poco más allá, apenas unos kilómetros más adelante pasando al entrada a la duna, hacia la playa de Bolonia. incluida con justicia entre las 5 playas preferidas por los europeos.
La costa atlántica se muestra con toda su fuerza. Un mar en constante movimiento. El viento, suave, salado. El ambiente es distendido, sin “posturas”. La playa se desarrolla rectilínea a lo largo de 4 kilómetros hacia una duna de más de 30 metros de alto, hacia el oeste. Una simple calle separa las pocas casas de la arena. Una franja ancha, eterna y suave que nos enfrenta de golpe a la Historia (así, con mayúsculas).
Frente a la playa, casi sobre ella, se encuentran las ruinas de la antigua ciudad romana de Baelo Claudia. Una ciudad de capital importancia en épocas de la Hispania Romana, cuando estos territorios conformaban la Bética y Baelo Claudia proveía de garum a las altas clases de Roma.
Un poco más adelante, siempre por la ruta N340 hacia Cádiz, nos encontramos con otra “perlita”. Zahara de los Atunes. Una playa típicamente atlántica, ideal para ir con los niños porque tiene muy poco gradiente hacia el mar, con una amplisima franja de arena para jugar y un pueblo con todos los servicios.
Aquí también tengo un “rincón favorito”. Hacia la punta este (Punta Plata) se desarrolla la playa de Atlanterra (con su urbanización y hotel). Pero un poco más allá, cuando el camino se trepa a la sierra que llega al mar, está la playa de los Alemanes donde se puede llegar caminando por la playa misma, o dejando el coche sobre la calle que sube y animarse a las escaleras. Vale la pena.
El ruta hacia el oeste sigue hacia Barbate ( buena comida y mal ambiente ). Desde aquí tenemos dos opciones a seguir: o retomamos la ruta N340 que pasa por la falda de Vejer de la Frontera (uno de los más bellos pueblos blancos y donde volveremos en detalle, sin duda), o un camino pequeño que sale desde el puerto de Barbate y cruza un maravilloso pinar.
Por supuesto, recomiendo este segundo que nos depara dos agradables sorpresas. La primera es un palomar impresionante que se usaba ya en la época de la conquista de América. Para visitarlo hay que seguir los carteles hacia las “villas del siglo XVI” que hoy se han convertido en un hotel rural.
Otro punto cercano son los Caños de Meca. Una sucesión de acantilados y pequeñas calas con playas nudistas. A poco de aquí está el Faro de Trafalgar e impresiona pensar que estamos mirando el mismo mar, en el mismo lugar, donde ocurrió la famosa batalla, aquel 21 de octubre del año 1805.
Fuente: eldiariodelviajero
