De visita en Villavicencio, Mendoza, Argentina

Un Imperdible: VILLAVICENCIO
Se trata de uno de los paseos más hermosos que ofrece la ciudad de Mendoza Capital.
En un trayecto de casi 50 kilómetros se puede congeniar la historia y la geografía de esta provincia que vio crecer a su prócer máximo el General San Martín.

La primer parada de este trayecto se lleva a cabo en el Campo Histórico El Plumerillo, ubicado a unos 8 kilómetros de la ciudad, donde el Libertador agrupó a su Ejército de los Andes para emprender desde allí la gesta emancipadora que liberaría a Chile y Perú.

En este lugar fueron adiestradas las tropas, también se fundían y armaban municiones; y fue aquí donde el General San Martín planificó junto a sus generales más reconocidos la estrategia para vencer a los realistas en un ambiente tan adverso como eran los cordones cordilleranos y sus valles transversales.
Estos terrenos pertenecieron originalmente a la familia de Don Francisco De Paula de la Reta, quien cedió en préstamo al ejército este paraje conocido como “De los Plumerillos”, por la cantidad de cortaderas de esta variedad que poblaban la zona.

La entrada está representada por un pórtico que esgrime dos cañones de fundición que representan la maestría de Don Fray Luis Beltrán en la preparación del armamento.
Están recreados en el interior los ranchos donde se alojaba la tropa y también la habitación donde vivió el General San Martín, que servía también de escritorio y de sala de recepción para políticos y militares que lo visitaban en su estadía en la provincia de Mendoza.


En el camino ... las Ruinas de Canota
Ubicado en el kilómetro 36 de la Ruta Provincial 52; se localiza este monumento que está prácticamente en ruinas; del cual se conservan tan sólo los murallones que simbolizaron el momento en que el General San Martín, divide sus tropas para emprender el cruce de los Andes .

Un 18 de enero de 1817 salen más de 5000 hombres que toman este camino de Villavicencio hasta llegar a la Estancia de Canota que está ubicada en un extenso piedemonte que permite tener una fantástica vista de la Precordillera.
Fue aquí donde el General Las Heras junto al Batallón N° 11 se dirigió hacia el camino de Uspallata, teniendo como objetivo cruzar hasta el pueblo chileno de Los Andes.
El grueso del Ejército siguió al General San Martín para cruzar por el Paso de los Patos, tomar por sorpresa a los realistas e invadir el territorio chileno.

Si bien hoy este monumento está bastante descuidado, merece una parada en el camino para rememorar esta gesta que aun sigue asombrando a quienes en el afan de emular a nuestro general, se atreven a cruzar la cordillera y seguir sus pasos.







Villavicencio
Siguiendo hacia el norte la Ruta Provincial 52, se arriba muy pronto al camino serpenteante que nos llevará hasta el viejo Hotel Villavicencio.

El ascenso constituye el “camino de un año”, ya que los conocedores dicen que se cuentan 365 vueltas hasta llegar a ese lugar maravilloso donde se encuentran las aguas surgentes.
Ubicada en una verdadera y estrecha quebrada representa una zona que comenzó a tener auge a partir de la década del 40, aunque mucho antes recibió visitantes que querían probar los beneficios de sus aguas mineralizadas.


El agua sale a una temperatura promedio que oscila entre 25° y 32°, no sólo tiene propiedades específicas por los minerales que contiene; si no que también puede ser utilizada como agua termal.

Famosa para todos los argentinos por las imágenes de su hotel estilo alpino de 1930 encontrado en todas las botellas de la omnipresente agua natural. Villavicencio se encuentra a 1.700 metros de altura sobre el nivel del mar y a ella llegan miles de turistas en búsqueda de un maravilloso paseo. Es uno de los dos destinos de Mendoza, junto con el Puente del Inca, que no deben dejar de visitarse. La ruta 59 que conduce al hotel atraviesa vastas planicies en donde crece nada más que frondosos arbustos de jarilla, pudiéndose observar a la izquierda la pre-cordillera andina. El camino asciende abruptamente, atravesando montañas densamente cubiertas de árboles, hasta llegar al bello antiguo spa, cerrado por muchos años, pero que es ahora el centro de una reserva natural—un lugar ideal para hacer un picnic seguido de una refrescante caminata. La compañía francesa Danone ha tomado el mando del hotel y planea convertirlo en un lujoso resort, pero mientras tanto, sostienen un centro de información sobre la vida salvaje del lugar, y los excelentes guarda parques contratados brindan tours guiados por las cercanías de la zona. Además puedes dar un paseo en los jardines del hotel, visitar su capilla y comer en la Hostería Villavicencio, operada por una amigable familia local que ofrece almuerzos y tes, con finos productos locales como jamón crudo y chivo, que podrás disfrutar en las mesas ubicadas al aire libre, desde donde se puede apreciar además, el espléndido paisaje.
Más allá de Villavicencio, el camino de ripio trepa por encima de la espectacular Cruz del Paramillo, a través de Caracoles de Villavicencio, las muchas (supuestamente 365) cerradas curvas que le dan nombre al camino. A una altura de 3.050 metros, se pueden apreciar a todo el rededor impresionantes vistas, una maravillosa introducción a los vastos picos del Aconcagua, Tupungato y Mercedario. Descendiendo hacia el fértil valle de Uspallata, encontraremos fantásticos rocas dentadas que surgen de la tierra en extraordinarios colores que van desde el berenjena, pasando por los oxidados verdes cobrizos, naranjas y blancos crema.
Aquí no hay servicios de transporte, pero muchas agencias de viajes incluyen este viaje en sus excursiones. Si posees tu propio vehículo de transporte, esta es una gran ruta hacia Uspallata, pero se aconseja que los ciclistas lleven consigo grandes cantidades de agua, y se debe tener en cuenta además que no hay sombra alguna a lo largo del trayecto.

Cruz de Paramillo y Minas Jesuitas
Este camino que sale desde las Termas de Villavicencio, recorre los famosos caracoles y luego nos lleva hasta la localidad de Uspallata; encierra un hermoso paraje conocido con el nombre de Cruz de Paramillo.
Zona habitada en el siglo XVIII por los padres jesuitas, quienes instalaron allí una enorme cruz que sirve de marco a un paisaje de alta montaña inigualable.

A pocos metros de la cruz, que hoy posee además una pequeña ermita, se pueden observar aun los restos de los túneles y elementos que manifiestan la actividad minera ( esta zona estuvo preparada en ese momento para la explotación de plata).

A partir de la expulsión de los jesuitas, la región es tomada por los españoles que la explotaron durante algún tiempo, pero cansados por el bajo rendimiento de las vetas encontradas abandonaron el paraje.
En algún momento más reciente fue una compañía inglesa la que se encargó de restablecer la actividad aquí, que muy pronto fue encontrada poco rentable.

Este lugar está ubicado a unos 3000 metros de altura, lo que permite tener una vista inigualable del valle de Uspallata, y en la lejanía se puede observar el Cordón del Plata.
En esta zona se ubica el Balcón Flotante, que es un mirador natural al que los carteles advierten como para no más de tres personas; consejo que les hacemos llegar porque se trata de un verdadero lugar para transitar con todo el cuidado.

Si le faltaba algo a la región tenemos muy cerca de las minas un santuario dedicado al Gaucho Cubillos; cuyas fechorías eran conocidas en toda la región y que los mitos populares han transformado en un verdadero héroe.
Si bien se sabe que sus restos mortales no están enterrados aquí, si se reconoce el paraje como el lugar donde las autoridades policiales persiguieron y mataron a este personaje tan singular de la provincia de Mendoza.








































































En el camino ... las Ruinas de Canota